Ir al contenido principal

hablando de agua...

Eras el agua que se precipitaba por los barrancos de mi cuerpo

El 70% de mi cuerpo eras tu

Ese día me tiré al agua sin pensarlo
lo prometo, intenté salvarte, 
te traje a la superficie varias veces
pataleabas, y tragabas agua sin parar
agarrabas mi cabeza y la sumergías:
tranquila tengo aire para dos
y tu contestaste:
ven cariño, déjate llevar, 
también hay agua para dos…

Era el agua que rompía entre el cauce de tus pechos

Siempre se me ha dado bien abandonarme a las corrientes de tu corazón

Los dos éramos líquidos sin sólidos donde descansar

Me dejé llevar por su vida, 
corriente abajo, 
atropelladamente. 
Mientras, todos gritabais…
¡cuidado con la cascada! 
¡cuidado con la cascada!
Pero desde aquí no os oía nada.