Hay veces en las que parpadeas y sientes que ves más allá del día a día, de repente todo está claro, cristalino, sientes lo que estás haciendo mal y como solucionarlo. Tira esos muebles, recoge esa ropa, cosas sencillas pero que sabes que cambiarán tu vida, tu actitud ante ella. Entonces rezas, pero no lo haces a un ser superior, ni tonterías similares, es a ti mismo a quien le rezas. Rezas para que te des fuerzas, que no te vuelvas a apartar del camino, que no te olvides del dolor. Y te lo pides de rodillas, sobre cristales calientes, bajo una lluvia ácida, en un planeta inhóspito, rodeado de una manada de lobos hambrientos y con ojos inyectados en sangre. Hace tiempo que sabes que soltaste las riendas y la carreta cae irremediablemente al vacío, el problema es que deseas estrellarte, esa irresistible atracción al desastre te puede, esa tendencia al dramatismo, a las películas de serie B… Puto chiflado!!.
Toc, toc, hay alguien?