Cerrar todas las puertas y ventanas. Que no entre nadie. Cerrar ojos, oídos y boca. La piel cubrirla de látex. No sentir nada. No veros. No oíros. No morder. Ni besar. No olerte. No saber como sabe tu piel. No pensar en ti. Ni en ti. Ni en ese, ni en esa. No reírte las gracias. No llorar tus penas. No solucionar problemas. Ni escucharlos. No sentir tus mordiscos. Ni tus besos. No mirar cómo camináis perdidos. No ver como perseguís algo con paso firme. No importarme nada. Nada. NADA. No creer en ti. Ni en ese, ni en ella. No necesitar más gente en la tierra que los que puedo contar con estas dos manos. Me sobran dedos. No importarme si los pianos caen encima de peatones. Mirar tranquilamente como os precipitáis al vacio. Sin ningún interés. Aburrido. Tedioso. Bostezando, los ojos se me cierran de cansancio. Soportar difícilmente cada aliento. Cada gesto. Andar por inercia. Vivir con un chapí chapó continuo. Mantener a raya el deseo. Lo fácil. Lo instantáneo. Abrir los ojos y no mirar más allá de dónde alcanza, extendido el brazo, la punta de mi anular. Golpear la memoria. Perdonar los errores. Olvidar los triunfos. STOP. REWIND. ERASE…
Toc, toc, hay alguien?