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Mi partícula de Dios

 


Esto ya no va de ti o de mi. No depende de  nombres en papeles oficiales. De pruebas de ADN. Ni siquiera de que te quiera o que lo hagas tú. Va más allá. Es más grande que todo eso. Nos supera. Y no lo puedes controlar, así que descansa. 

Es la partícula de Dios. 

MI Partícula de Dios.

Mi Bosón. 

Es lo que le da sentido a todo. 

Son muchas cosas, pero es también una sola. 

Es esa mirada atenta y curiosa de alguien que ve todo por primera vez. 

Son esos pies de hobbit que me empujan y me tocan cuando le limpio los bajos. 

Los deditos curiosos que juegan y observan lo que les rodea. 

Esa naricita que expulsa, súbitamente, con un "chis”, el miedo, la desconfianza, la horizontalidad de su cuerpo sobre base plana. 

Ese querer bailar. Ese sentir la música. Esas ganas de yo. 

Ese amor perruno. Incondicional. 

Ese poder amable. 

Los intentos de comunicarse, los “eaoea”, los aullidos, las sonrisas involuntarias y  las voluntarias también. 

Es esa fuerza que tiene su cuerpo. Cola de lagartija. Látigo de Indy. Onda senoidal pura, sin modificar.

Energía universal que lo carga todo a cada abrazo. Es el movimiento continuo. Es lo que nadie puede parar. Es lo eterno. 

La paz “ingordita”. 

Todo eso y cosas que aún no he experimentado, son ella. 

Ya no depende de ti...

Ni de mi...

Estoy unido a ella eternamente. 

Y no tengo miedo.

Me dejo llevar.