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Mi partícula de Dios

  Esto ya no va de ti o de mi. No depende de  nombres en papeles oficiales. De pruebas de ADN. Ni siquiera de que te quiera o que lo hagas tú. Va más allá. Es más grande que todo eso. Nos supera. Y no lo puedes controlar, así que descansa.  Es la partícula de Dios.  MI Partícula de Dios. Mi Bosón.  Es lo que le da sentido a todo.  Son muchas cosas, pero es también una sola.  Es esa mirada atenta y curiosa de alguien que ve todo por primera vez.  Son esos pies de hobbit que me empujan y me tocan cuando le limpio los bajos.  Los deditos curiosos que juegan y observan lo que les rodea.  Esa naricita que expulsa, súbitamente, con un "chis”, el miedo, la desconfianza, la horizontalidad de su cuerpo sobre base plana.  Ese querer bailar. Ese sentir la música. Esas ganas de yo.  Ese amor perruno. Incondicional.  Ese poder amable.  Los intentos de comunicarse, los “eaoea”, los aullidos, las sonrisas involuntarias y  las voluntarias también.  Es esa fuerza que tiene su cuerpo. Cola de lagar

Perderse y encontrarse

Perderse y encontrarse bailando encontrarnos en la cocina perder mis besos entre tus pliegues encontrarme pensándote cada instante perderme entre mis sueños  o los tuyos  o los nuestros encontrarme con tu corazón desbordado perder el tiempo si no estás y si estás perderlo juntos encontrarme, al despertar, las marcas de tus dientes perder tu lengua en los ingleses despejados encontrar que ya no se respirar sin tu peso perder el miedo a alejarme de mi encontrarme contigo a cada parpadeo perderme con tus manos suavizando mi cabeza… en definitiva encontrar las ganas y perder los miedos

Anclados

 Esta es una buena época. Un buen año. Ando con gente libre, que ya no da explicaciones, que ríen si les viene en gana, que lloran sentados en escalones, sin vergüenza, sin rabia.  Cada día, visito su país de ensueño, donde la culpa no pinta nada, donde ya no importa quién o qué eres.  Recién levantados, pasean sin pudor su cuerpo, con albornoces marcados con nombres que han perdido el sentido para ellos. Salen de habitaciones con nombres impresos en la puerta. Desayunan, comen y cenan en mesas con nombres escritos sobre ellas. Un nombre que les viene pequeño o grande, según el día.  Habitan un tiempo anclado en su mente, con canciones que les dan ritmo, con abuelos, padres, hijos y parejas que aun les quieren. Y juegan a ser hábiles. Regando plantas, pintando flores de cartón, viendo trucos de magia, jugando al futbol como niños que son, dando patadas como truenos a balones que les despiertan, que les dan, por unos minutos, vida.  Los pequeños paseos son excursiones a la selva. Surcan

Viajes al futuro

Corrían tiempos salvajes de horizontes lejanos y cielos infinitos. Cabalgábamos hasta el anochecer y contábamos historias de amor al calor de la hoguera. Lo recuerdo como si fuera ayer, pero un ayer lejano, doloroso y sin compasión.

Hoy voy a escribir algo triste. Son sólo palabras.

  Voy a coger papel negro y lápiz blanco.  Arañaré la superficie con saña. El lápiz agarrado a puño. Como un cuchillo. Asestando palabras. Clavando puntos. Desgarrando comas. Venganza. Maldad. Odio. Desesperación. Hundimiento. Ahogo. Sufrimiento. Desesperanza. Vergüenza. Tristeza. Dolor. Añoranza. Dejaré que salgan los monstruos encerrados bajo profundas masas de agua, en abismales cuevas marinas, dentro de pesadas jaulas de grandes barrotes de hierro. Leviatanes, Kraken, hidras y basiliscos. Hoy voy a quemar los remos y dejar que la nave vague sin rumbo. Me dormiré desnudo en la nieve. Saltaré al mar con los brazos atados a la espalda. Me untaré el cuerpo de alquitrán y me acercaré a la hoguera. Igual hasta le escribo a algún amor olvidado. Pediré perdón por lo que sea. Lloraré ausencias. Recordaré abrazos. Las lágrimas de otros, volverán a mojar mis mejillas. Hoy pensaré en todo las palabras malas que me han escupido. Olvidaré lo bueno. Rescataré la mugre. Recordaré miradas. Azuzaré

SESGO DE CONFIRMACIÓN (Microrelato)

 Sesgo de confirmación. Saltar siempre en negras evitar las blancas verte… pisar en falso y caer.

Tu enredado Ahab.

  Tu último adiós clavado en mi pecho como broche de porcelana atraviesa mi piel como un arpón. Tu enredado Ahab. Yo majestuosa ballena blanca. Esa es la historia.